viernes, 9 de abril de 2010

UNIFORME


Era la mano, era el reflejo

que trazaba rostros atisbados desde afuera.

Donde se ha visto el bicolor de las aguas y los cuerpos,

florecer en la profundidad de los espejos, (imitantes del sueño)

que al palparlos de inocencia uno se siente mismo, semi-muerto

con la palma desnuda reposada en un océano.

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