domingo, 21 de agosto de 2011


Una voz me ha susurrado:

"El recuerdo de la mujer amada
equivale a la súbita presencia
de un gato en la noche..."

Después, el gato me dijo:

"Hay que mirar la luna, siempre;
porque sin ella, la noche puede ser
igual para vivos y muertos..."

-Al final yo sigo vivo.

A UN ALMA MUERTA

A ti te daré el pan del hambre, la injuria,
los ínfimos besos que un labio de piedra
dejó en el vacío.

Tuyos serán los brazos de aire,
la palabra que descansa en la memoria,
cada uno de los pasos extraviados en su rumbo.

Y así será.

Yo quisiera darte mis jóvenes rostros,
la fatigada alegoría de mi cuerpo, el fénix.

Pero tú te arrojas fría como daga
al pecho de un árido cuerpo,
desierto de amor:

Fatídicamente gritando
que todo te lo he dado,

menos mi nombre.